Memorias de Brasil



Hace un mes se acabo el mundial de Brasil 2014, fue el primer mundial al que he tenido la gran oportunidad de ir y sin temor a equivocarme creo que fue el mejor al que pude haber ido, si me dieran la oportunidad de escoger, nuevamente lo escogería.
Porque? Porque vivi experiencias únicas e inigualables, gracias a un grupo de 23 jugadores y un cuerpo técnico que dejaron todo en cada presentación de la selección.
Recuerdo como si fuera ayer cuando aterrizamos en Sao Paulo y nos encontramos con el muñeco gigante de Joe Campell rodeado de varios hinchas ticos que iban a acompañar a su selección.  Fotos, risas y demás, pero recuerdo que nos dijimos… “ ojalá Costa Rica haga un papel digno en el mundial”… y ahora mirando hacia atrás, papel digno? Papel extraordinario hicieron los costarricenses de la mano de Pinto, quien se lo hubiera imaginado.

Nuestra travesía continuo y aterrizamos en Bello Horizonte, por momentos llegue a pensar en los días previos al partido inicial que estaba en Barranquilla.  Lo único que visualizaban mis ojos eran ríos de camisetas colombianas, cánticos alentando a la selección en todo momento y un ambiente de alegría y de mucha ilusión por lo que seria el debut de la tricolor despues de 16 años.
Por fin llego la hora esperada, cogimos el bus que nos llevaría al estadio, llegamos y sin exagerar, puedo decirles que el metropolitano se había trasladado a Brasil, banderas, afros de pibe, camisetas, todo era amarillo.  Nos ubicamos y esperamos el anhelado momento, la salida de la selección Colombia al campo de juego, momento único en mi vida cuando cantamos el himno nacional, como olvidar que se acabo la música pero seguimos gritando a todo pulmón el himno de nuestra patria, la Fifa solo pudo esperar que llegáramos a la parte final .. “ el que murió en la cruz” …. mas que obvio que las lagrimas estaban en muchas caras de la tribuna, incluyendo la mía.

Empezó el partido y la emoción era evidente, la alegría no se hizo esperar y en menos de 10 minutos Armero empezaba a enseñarle al mundo como es que bailamos el fútbol en Colombia, tarea que continuo Teofilo y finalizo James.  Un partido difícil y duro, pero excelentemente jugado y con un resultado inimaginable para todos, ganamos tres - cero a Grecia despues de 16 años de ausencia.  Abrazos entre jugadores y cuerpo técnico y una hinchada que no paraba de cantar y celebrar.

La historia continuaba y esta vez el avión aterrizaba en Brasilia, una ciudad espectacular, organizada y nuevamente tapizada de amarillo.  Estando a tan solo dos cuadras del estadio lo podía ver todos los días esperando el momento del partido ante Costa de Marfil.  Para muchos era el partido mas difícil de todos y a su vez, era el partido que nos daría la clasificación a octavos.  Como era de esperarse fue un partido cerrado, se abrió de la mano del gol de James, nuevamente escogido figura del partido.  El cerrojo esta vez estuvo en los pies de Quintero, entró, marcó diferencia y anotó gol en su debut y en el mundial.  Felicidad y alegría, aunque debo confesar, que se me acabaron las uñas despues del gol de Gervinho, la angustia fue hasta el minuto final.  Cabe anotar que Colombia jugó muy bien, pero la angustia era entendible dada la importancia de lo que estábamos consiguiendo.  Festejo en la cancha y fuera de ella, abrazos y algunas lagrimas de emoción por haber conseguido la primera meta, pasar a octavos.


El camino prosiguió y el nuevo punto de encuentro fue Cuiaba, algo lejos de las demás ciudades, razón por la cual la alfombra amarilla se vio un poco disminuida.  Con la tranquilidad de estar ya en los octavos de final, la nueva meta impuesta era romper récords, alcanzar nueve puntos en una ronda inicial de un mundial y ver al jugador mas veterano en un mundial “ Mondragon”.
Como era de esperarse, la titular vario sus lineas, descanso merecido para algunos jugadores y la oportunidad perfecta para los demás.  El mundo entero siguió bailando al ritmo del rastastas, esta vez seria por cuenta de Cuadrado, Jackson (dos veces) y James, para dejar plasmado en la historia el 4-1 ante la selección de Japón.  Ese histórico 24 de Junio estará en los corazones de todos los colombianos, no solo ratificábamos nuestro buen desempeño y paso a octavos, sino que rompíamos récords de nuestros antecesores y establecíamos marcas mundiales al tener en cancha a Mondragón con 43 años.

Día inolvidable, pero aun había mas….. esta vez el avión nos llevaba a Rio de Janeiro, oportunidad inigualable de jugar en el mítico Maracaná ante una ya conocida selección Uruguaya.  El anhelo y sueño de todo un país estaba representado en once guerreros que dejarían la vida en el terreno de juego.  No se como explicarles la sensación que tuve al estar ahí, en una privilegiada silla de ese estadio con tanta historia, con mi camiseta amarilla y pintada la cara;  no solo eso, ver que la inmensidad de ese estadio estaba repleta de compatriotas, solo un par de lagunas azules que intentaban infructuosamente hacerse sentir.  Pero el aliento que había en ese lugar era netamente cafetero.
Fue un partido trabado, difícil, pero extremadamente organizado de nuestra selección, diría que tácticamente fue perfecto, todas las lineas estaban conectadas y concentradas en el objetivo:  pasar a cuartos de final.  La historia tuvo el momento mágico a los 28 minutos del primer tiempo, cuando James hace un gol de antología, gol de crack, gol de cuentos de hadas, rompiendo la dura muralla uruguaya y haciendo gritar a un país entero el gol del mundial.   El corazón se me salía del pecho cada vez que pasaban la repetición en las pantallas gigantes del estadio, ver la jugada una y otra vez tenia un efecto indescriptible en mi y creo que en todos los que estábamos ahí.  
Como si fuera poco faltaba uno mas de James para sellar con broche de oro una de las paginas - si no es la mas importante - de la historia de nuestra selección Colombia.  Un día que quedara por siempre en nuestra memoria, inolvidable 28 de Junio, el día que Colombia hizo el nuevo Maracanzao.

El mundial continuaba y nosotros seguíamos en la persecución a la selección, aun me pregunto como logramos llegar a Fortaleza, como logramos encontrar un lugar para quedarnos…. y aun sigo sin repuesta, solo se que fue con la ayuda de Dios que pudimos aterrizar en la lejana ciudad de Fortaleza.
Creí que seriamos pocos los hinchas que lograríamos llegar hasta allá, pero grata sorpresa me llevaba a diario cuando veía mas y mas colombianos en la puerta del hotel, en la playa caminando, y todos optimistas con lograr el objetivo… en fin, el sentimiento era uno solo: vencer al dueño de casa y llegar a semifinales.
Llego el partido y por primera vez desde que había llegado a Brasil, me sentí extranjera, por primera vez nuestro himno sonó mas bajito que el del rival, por primera vez mis tímpanos no se estallaban con los cánticos colombianos, sino con un lenguaje portugués que alentaba al rival.  Nos cobró algo caro haber sido locales los cuatro partidos anteriores, el cambio fue muy brusco…. si lo sentí yo en las gradas, me imagino cuanto lo habrán sentido los jugadores en el campo de juego.  El nerviosismo hizo efecto y llego muy temprano el gol de Brasil, caras desencajadas, sorpresa y desanimo por algunos momentos, pero enseguida nos levantamos y empezamos a apoyar con el alma a nuestros jugadores.  No importaba si se escuchaba un murmullo, no importaba si éramos menos, lo importante era hacerles sentir que no estaban solos, que los que estábamos ahí y un país entero confiaba en ellos.  
Ni para que decirles lo que alcance a celebrar el gol de Yepes …. casi me caigo de la silla cuando brinque para gritarlo y abrazarme con el que tenia al lado…. tristemente me di cuenta que había sido anulado y la celebración tuvo que esperar.   Pero tan solo un minuto despues, se me vino el mundo abajo con el segundo gol de Brasil, sentí un vacío por dentro y quise llorar, pero no, era momento de gritar, de cantar y de alentar,  y así lo hice, hasta que llego el penal sobre Bacca y el gol de James. Lo grite como si fuera la final del mundial, lo celebre llena de orgullo patrio y con la esperanza y la ilusión de poder remontar.  
No lo alcanzamos a lograr, pero aun tengo en mi mente las caras de los miles de hinchas brasileños que terminaron pidiendo tiempo, como miraban el reloj y rogaban al cielo que sonara el pito para que se acabara el partido.  No olvidare como los defensas reventaban el balón a cualquier lado, como seguimos luchando hasta el ultimo segundo cuando el arbitro se llevo el pito a la boca y marcó el final de esta linda historia.

Jamas olvidare como se desplomaron todos en la cancha de juego y cayeron en sus rodillas, como lloraron Ospina, James y Yepes, o como se abrazaron James y Pekerman.  Nunca se me borrara de la memoria como todo el estadio reconoció a la gran figura del mundial , James Rodriguez , y lo despidió en un fuerte aplauso.
Incluso ahora escribiendo se me aguan los ojos, claro que llore alla en el estadio, pero tambien con mis lagrimas me levante a aplaudir a mi selección, hondee mas que nunca mi bandera y vestí con mas orgullo mi camisa de la selección, no me quite mi afro tricolor y con toda mi indumentaria llegue al aeropuerto.

Mi maletín en la espalda lleno de recuerdos y experiencias inolvidables, mi bandera guindada al cuello para que todos la vieran, mi camisa en mi pecho y mi escudo mas cerca de mi corazón.  
Para mi sorpresa mientras hacia el check in escucho el himno de Colombia, cerca de 300 colombianos se reunieron a cantar el himno, inmediatamente me uní a ellos y grite letra a letra el himno de mi país.  Las lagrimas no paraban de correr por mis mejillas, lagrimas que tenían tristeza por haber llegado hasta ahí sabiendo que teníamos mas, pero lagrimas de orgullo por el sentir del deber cumplido.
Me monte en el avion y abrí la bandera en mi silla hasta que llegue de vuelta a Colombia, muchos me molestaban y me decían rucha, pero era mi manera de darle las gracias a los 23 que jugaron con el alma y al cuerpo técnico que nos enseño algo valioso: “ Creer en nosotros”
Yo no se si Pekerman seguirá o no en la selección, pero para el solo tengo una palabra GRACIAS, gracias por enseñarnos que si podemos y que estamos a la altura de los mas grandes, gracias por llorar nuestra derrota como propia, gracias por haberte convertido en un colombiano mas.

A todos y a cada uno les agradezco el haberme regresado la ilusión, el haberme hecho sentir mas que orgullosa cada vez que en Brasil me paraban a decirme “ que bien juega Colombia, es de las mejores selecciones del mundial”… gracias porque vi un grupo de ingleses cantarle a Colombia, gracias por haberme hecho poner durante 24 días la camiseta de la selección, lavarlas cuando ya no quedaban mas, solo porque tenia que mostrarle al mundo que tuve el privilegio de haber nacido en Colombia.
Gracias totales muchachos, y gracias a Dios por haberme dado esta increíble  oportunidad, y mas que nada, por haberme bendecido y darme la fortuna de  haber nacido en este lindo país.

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