Partido completo para Junior: ganó, gustó y clasificó. El cuadro rojiblanco se acordó anoche de
jugar como en sus mejores épocas y avanzó a los cuartos de final de la Copa Águila
tras dejar en el camino a un encopetado Atlético Nacional.
Un partido lleno de morbo futbolístico: el regreso de MacNelly Torres al estadio
metropolitano vistiendo la camiseta rival;
la batalla futbolística entre el alumno Alexis Mendoza y el profesor
Reynaldo Rueda; y como si fuera poco, la
presión de toda la hinchada hacia el cuadro currambero tras las malas
presentaciones que lo antecedían. Todos esos factores colaboraron a un preámbulo
excepcional que finalmente terminaría por superar las expectativas trazadas.
En la tribuna todo fue fiesta, desde la salida de los
equipos a la cancha – Nacional bastante retrasado, ingresó cuando ya habían iniciado
los actos protocolarios – los asistentes al estadio, aparte de apoyar al cuadro
tiburón, hicieron sentir como un verdadero foráneo a Macnelly Torres. Hubo desde lluvia de billetes de las tribunas
con la cara estampada del jugador hasta papeles con mensajes de Judas también dedicados
al diez verdolaga.
Sin embargo no todo fue folclor, ya entrando al tema futbolístico,
Junior paso por encima de su rival, los rojiblancos fueron el amplio dominador
del esférico durante los noventa minutos y desde el inicio del partido dejaron
claro que iban en búsqueda de la remontada.
Alexis alineó una titular casi perfecta, particularmente
pienso que debió salir con Ovelar en la titular teniendo en cuenta que Nacional
iba a jugar el partido que finalmente propuso, armando por momentos una doble línea
de cuatro en el fondo quedando completamente replegado en su área y dejando a
Duque en punta, pero estando aun él en su propia cancha. Resumiendo opino que un partido cerrado como el de ayer es para
Ovelar, mientras que un partido con espacios es para Toloza.
Retomando el juego, los locales comandados por un inspiradísimo
Juan David Pérez – figura indiscutible del partido - intentaban romper la muralla verde, con paredes y sociedades entre él, Vladimir y
Jarlam, lograron inquietar a Armani sin llegar a concretar el gol.
Por su parte Nacional intentó en un par de ocasiones buscar
el gol que le diera la tranquilidad, siendo las más claras de todo el partido tres
que tuvo en el primer tiempo, remate de
Copete que se estrella en el palo, el tiro libre de Macnelly que controla Viera
y un intento de vaselina de Macnelly al que nuevamente Viera responde negándole
la oportunidad a su antiguo compañero.
A diferencia del partido anterior, Alexis tuvo una excelente
lectura del juego y además hizo los cambios requeridos en los tiempos estipulados
ingresando a Ovelar como inicialista de la segunda mitad y posteriormente ingresando
a Narváez para cerrar el partido y a Aguirre para el merecido aplauso y
reconocimiento de un agotado ratón Pérez.
Con el ingreso del Búfalo, Junior logró mayor claridad en el
ataque, justamente seria a él a quien le cometerían la falta de donde se
originaría el golazo de Jarlam Barrera de tiro libre. En un partido que hasta ese momento era
completamente cerrado, sería un impecable cobro del armador juniorista el
encargado de abrir el marcador y marcar el punto de quiebre en el juego.
Con el marcador en contra los verdolagas abrieron sus
espacios e intentaron adelantar sus líneas, pero Junior estuvo ordenado y
compacto y además completamente seguro en defensa, evitando y cortando
cualquier avance del rival, bloqueando por completo a su volante creador
Macnelly Torres, a quien el Junior le
cerro la lámpara mágica.
La clasificación directa la encontraríamos con un potente
zapatazo izquierdo de Ovelar, el paraguayo por fin se sacudió y en el mejor
momento del partido manda el balón al fondo de la red para asegurar el paso a
cuartos de final.
Los minutos finales del partido fueron de ansias y nervios
por la clasificación, pero Nacional nunca estuvo cerca de igualar la serie, Junior
siempre mantuvo el dominio del balón y se alcanzó a escuchar en las tribunas el
“ole” con la seguidilla de pases entre los jugadores rojiblancos.
Triunfo merecido y además necesitado por el momento que atravesaba la plantilla de
jugadores y el cuerpo técnico. Con esta clasificación
se hizo moñona: vuelve la credibilidad en Alexis, retorna la confianza en los
jugadores ( Ovelar y Jarlam) y además, nos sacamos la espinita de un antiguo Macgo.