Caníbales de jugadores
Conclusiones de la Copa Centenario
Exijo como hincha
Incomprensible cambio
Silenciador marca Junior
Un corazón de roble mezclado con hierro es lo que tenemos en el pecho todos los hinchas del equipo tiburón. Es lo único que nos sostiene durante los agónicos partidos de nuestro equipo, si bien sufrimos como nadie más, también gozamos como ninguno.
Fue un partido en el que dominó el cuadro visitante, con la titular perfecta los alineados por Alexis Mendoza no se dejaron amilanar en la capital de la montaña. Por el contrario impusieron su ritmo y sus condiciones desde el primer minuto jugando un primer tiempo casi que perfecto. Lo único que le faltó para la perfección fue concretar uno o varios goles, porque oportunidades hubo a lo largo de los noventa minutos: dos de Aguirre, dos de Ovelar, dos de Arias y una de Vladimir. Esta vez la actitud de toda la plantilla fue la de un equipo guerrero, un equipo que tenía una herida en su ego y que con amor propio y respeto por la camiseta lograron conseguir el objetivo.
El destino estaba marcado para repetir la dosis de tiros desde el punto penal, tanto así que minutos antes de que finalizaran los 90 reglamentarios Henríquez tuvo en su cabeza la más clara opción de Nacional estrellando en el ángulo el balón después de un cabezazo en el área. En ese momento todos pensamos “la suerte del campeón”. Sinceramente hubiera sido injusto un gol agónico de los locales en ese momento, Nacional fue un equipo desdibujado, desordenado y sin creación. Los que en Barranquilla manejaron el partido se vieron diminutos ante la jerarquía del visitante, no estuvieron claros en defensa y nunca aparecieron en ataque.
Junior fue un equipo organizado en todas las líneas, los centrales nuevamente ratificaron que atraviesan un momento estupendo, empujando al equipo desde la primera línea dieron seguridad y tranquilidad durante todo el partido. Esta vez Carachito y Vélez estuvieron acertados por sus bandas, además de aportar en el ataque, tuvieron retornos rápidos que mantuvieron la figura defensiva intacta.
Narváez y James se comieron el medio campo, el primero con la tranquilidad y la calma que lo caracteriza en este tipo de partidos y el segundo fue el estandarte de equilibrio en la mitad. Entre los dos borraron a MacNelly y opacaron a Sherman, los hicieron lucir desesperados y desacertados en los pocos balones que les llegaban.
La figura de la cancha fue Jarlan, premio merecido que su penal nos diera la clasificación. El 10 tiburón se puso el overol de creador, se echó el equipo al hombro y fue quien dirigió los hilos del partido. Fue un Barrera ecuánime, concentrado, calmado y con mucha personalidad. Siempre se movió a lo ancho del terreno pidiendo el balón y en más de una ocasión habilitó con precisión a sus compañeros en jugadas clarísimas de gol. Este es el fútbol que se le pide a Jarlan, este es el fútbol que todos sabemos que tiene en sus pies, este es el fútbol que lo puede hacer llegar muy lejos en su carrera profesional.
Por otro lado Vladimir enloqueció a las torres de Nacional, aprovechando su estatura y su perfil escurridizo fue un dolor de cabeza constante para la línea defensiva. Tuvo una oportunidad clarísima para anotar un gol en los noventa reglamentarios que infortunadamente se fue desviada. Vladimir es uno de los pocos jugadores que nunca ha dejado de correr, su carta de presentación es la entrega constante en cada uno de los partidos.
Aguirre y Ovelar no estuvieron finos en la definición, en sus pies se dilapidaron varias opciones de gol claras, sin embargo guardo la esperanza y la Fe que la puntería será certera en la llave final. Es necesario castigar con goles en estas instancias y ambos tienen el potencial para hacerlo.
En la tanda de penales nuevamente solo diré: Gracias Sebastián Viera, gracias totales! El arquero uruguayo atajó un tiro desde los doce pasos, a mi modo de ver, una atajada espectacular, no es fácil sostenerse en el medio del arco sin decidir tirarte a un costado. El capitán ha sido la piedra angular de este equipo, con atajadas y goles claves en los partidos importantes.
Glorioso triunfo, espectacular silenciador de estadios marca Junior de Barranquilla, esa mística sensación de dejavú en el que nos dan por muertos, pero que al final nuevamente en su casa hacemos una fiesta a distancia. Junior eliminó con argumentos al segundo y al tercero en la tabla de clasificación, ahora la final será ante el primero. Momento de revancha para Alexis, es el tiempo de sacarse la espinita de los cuatro extranjeros, es el tiempo de llorar de alegría como lo hizo en Medellín.
Criticado y resistido, Alexis calladito tiene en su primera dirigencia como técnico tres finales y una Copa, merece levantar el título de la Liga y merece sentir que lo respalda TODA una hinchada.
Hoy bailemos como Narváez y saltemos como el Pibe porque este sentimiento tan lindo solo lo entendemos los que somos hinchas del Papá, del silenciador, del que tienes que matarlo, porque si lo dejas vivo, te daña la fiesta en el último minuto, sencillamente lo entendemos los que llevamos en el corazón a una institución tan grande y única como Junior de Barranquilla!