Estruendoso fracaso



Fracaso, esa es la mejor palabra que encierra el presente de Junior.  Un equipo que se “reforzó” con siete mil millones de pesos sin obtener un solo título no puede catalogarse de otra forma. Reforzó en comillas porque sinceramente sus inclusiones solo vinieron a llenarse los bolsillos y a pasear en las canchas de Adelita, porque algunos como el mudo, ni siquiera pasearon en el Metro como si lo hicieron Ruiz, Teófilo y ocasionalmente Alves.
Si bien es cierto que el partido de ayer fue el mejor del semestre, eso no excluye o tapa que durante esta temporada el juego y la actitud de toda la plantilla dejó mucho que desear. Anoche sin Teófilo, Pico y Cantillo el equipo jugó mejor y por lo menos, a los que estaban en cancha, se les vio actitud y ganas en el terreno.  Sin embargo, mucho de los que ayer corrieron y sudaron la camiseta en búsqueda de un resultado también estuvieron dormidos en los laureles durante todo el semestre. 
La pregunta es ¿Por qué tenían que esperar el último partido para medianamente jugar bien? ¿Cuál es la excusa de turno esta vez? Ya son 15 los torneos que Junior pasa sin poder sumar un título en Colombia, la verdad se está volviendo costumbre en jugadores, técnicos, directivos y hasta hinchada.  Sí, incluso la hinchada ya se ha vuelto alcahueta y extremadamente descarada, con el cuento de “arropemos al equipo” han usado una sábana tan grande como el Amazonas.  Particularmente, no tengo NADA que aplaudirle a este Junior, es más siendo honesta y coherente con todos mis comentarios del semestre, vergüenza es el sentimiento que me embarga. Vergüenza de ver como la vida nos dio incontables oportunidades de hacer historia nacional e internacional y poco nos importó y le dimos la espalda a la cita.  Vergüenza de ser una y otra vez el hazme reír nacional con los problemas ridículos intracamerino y la payasada de las múltiples eras de los mismos técnicos de siempre.  Vergüenza con la falta de compromiso y jerarquía en los partidos trascendentales, con el agache y el frío perturbador en el pecho de los llamados ídolos de la institución que se escudan en cualquier excusa para ser uno más del montón.
¿Hasta cuándo seguirá la misma historia? No podemos aspirar a logros y resultados diferentes si siempre tomamos el mismo camino y nunca cambiamos el proceso. Proceso… la verdad es que en Junior ni siquiera se sabe cuál es el significado de esa palabra. Aquí no hay proceso, aquí hay ciclos cortos no solo de tiempo, sino también de ambición. ¿Qué esperamos de un técnico que después de semejante fracaso declara que se va contento con lo hecho por los jugadores? O ¿Qué esperamos de jugadores que salen riéndose con la debacle que vive Junior actualmente?
Falta compromiso, falta amor y sentimiento por la camiseta y los colores, falta disciplina y orden, falta organización.  Sencillamente falta que Junior sea visto por sus dueños como una empresa seria y no como un miércoles de plaza que puede dar dinero. En el momento que se trace un objetivo y se inicie una estructura coherente para alcanzarlo, en ese momento cambiaremos el rumbo, mientras tanto simplemente daremos vueltas en círculos y seguiremos siendo un equipo del montón, porque señores, aterricemos Junior no es un grande y lo ha demostrado con creces.
Ahora empezara la temporada de humos con chismes de quienes se van y quienes llegan, ojalá se hiciera el famoso barrejobo del que tanto habla el Pibe, pero con los contratos que existen actualmente lo veo complicado. Menos mal empieza Rusia y hay tiempo para que ocurra el milagro y se haga demolición de este torcido Junior y soñemos con un equipo estructurado con ambiciones claras y trabajo organizado. Como siempre aquí estaremos semestre a semestre, pero lo cierto es que aburre la misma historia triste sin principio y sin final cada temporada.

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