Dosis de Magia


Se rompió el hechizo y por primera vez Junior está en la final de la Copa Águila, instancia que a lo largo de los años ha sido esquiva para el cuadro currambero.  Finalmente después de tres  semifinales disputadas  (2.009 – 2.011 – 2.014)  los rojiblancos rompieron el tabú y se instalaron en la gran final, ahora están  a la espera de conocer a su rival entre Santafé y Once Caldas.

Manteniendo la característica línea de  sufrimiento, la clasificación estuvo precedida de angustia y ansiedad al máximo, no solo por la definición desde el punto penal, sino por el desarrollo de los noventa minutos de partido.

Como era de esperarse los locales saltaron al terreno de juego en búsqueda del gol que les diera la igualdad, por su parte Junior estaba como su camisa de visitante: “blanco y sin ideas”. Afortunadamente el color de la camisa de Viera fue azul de principio a fin, el uruguayo fue el artífice y figura durante los 90 reglamentarios y obviamente durante la tanda de penales.

Los rojiblancos carecieron de ideas en la primera mitad, es mas continuaron de la misma manera hasta el antológico gol de Jarlan Barrrera.  Ese mítico momento del minuto 67 partió la historia del partido en dos, no solo por lo que representaba sino porque cambió drásticamente la actitud en ambos equipos.

En los primeros 66 minutos el claro dominador de juego fue el Poderoso de la Montaña, los locales ejercieron una fuerte presión en el área rival y llevaron a los visitantes a replegarse por completo en su propia área. Junior cayó en el juego del Medellín, perdió la pelota  y juntó demasiado sus dos primeras líneas defensivas, poblando de gente el espacio, pero sin lograr marca eficiente sobre los rivales.  Los rojos se movían a su antojo en el área de Junior  y rompían las tibias líneas defensivas con movimientos y pases a un toque.  Justamente sería de esta forma que el Medellín llegaría al gol a través de un desvío de Juan Fernando Caicedo que deja vencido y sin oportunidad a Sebastián Viera. 

La noche se tornaría más fría y oscura, Junior continuaba sin rumbo en el campo, abajo en el marcador, con  Ortega lesionado y ahora con un penal en contra a los cuarenta minutos de juego.  Pero justo en ese momento, empezó el milagro. Cuando estábamos al borde del abismo, Cristian Marrugo desperdicia la oportunidad de anotar el segundo gol estrellando en el palo el lanzamiento del punto penal, dejando el partido abierto para la segunda mitad.

La tendencia de Junior ha sido clara a lo largo del semestre: jugar un tiempo para el olvido y un tiempo espectacular.  Afortunadamente se mantuvo la premisa y el cuadro tiburón salió con una nueva actitud a los 45 finales.  Sin embargo Medellín no bajaría la guardia y nuevamente probó, sin suerte para ellos,  a un inspirado Viera que si bien atajo la mayoría de remates,  vería caer su arco a los 59 minutos tras una enredada jugada que no logran despejar los defensores, pero que Jhon Pajoy si emboca en el fondo de la red. 

Golpe duro para Junior, pero utópicamente, ese fue el momento en el que los jugadores comprendieron lo que estaban dejando escapar, se evidenció las  ganas y la actitud en el equipo y gracias a eso llegó el minuto mágico del partido – Minuto 68 – cuando Jarlan Barrera marca el gol del torneo, del semestre y del año….. G O L A Z O !!!!  Gol que cambió el rumbo del partido, gol que literalmente “ revivió un muerto”, a partir de ese momento, Junior recuperó el balón y se adueñó de él, manejo los tiempos y obligó a  la definición del finalista a través de los tiros desde el punto penal.

Desde los doce pasos la figura fue una sola: Sebastián Viera, el uruguayo atajó tres penales  (Angulo, Arias y Caicedo);  mientras tanto sus compañeros prolongaban la sentencia, erraron Aguirre, Pérez y Domínguez, y anotaron Vladimir, Jarlan, Cuellar, Tesillo y finalmente para la clasificación Guillermo Celis.

Nuevamente Junior celebra y silencia el Atanasio Girardot, los rojiblancos de la mano de Alexis, con la dosis de magia de Jarlan y la claridad de Viera se ubican en la final de la Copa Águila, tal como lo escribió mi buen amigo Tito Puccetti en su cuenta “ La genialidad visita el Atanasio.  El talento de Jarlan no tiene Barrera” 

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