"Camarón que se duerme"

Un amargo sabor quedo en el paladar del hincha rojiblanco una vez se escuchó el pitazo final en el Roberto Melendez de Barranquilla que decretaba el primer empate del equipo en la Liga Águila 2016-I dejando escapar una linda posibilidad de quedarse como único puntero con un partido menos.
El equipo local vivió dos realidades opuestas en cada uno de los tiempos jugados;  el primer tiempo fue una cátedra de buen fútbol, donde las jugadas de asociación, paredes y toques de primera intención fueron las invitadas especiales.  El balón al piso y el “jogo bonito” conllevaron a que el equipo se adelantara con dos golazos de perfecta gestación: Edinson Toloza al minuto 9 empalma un potente derechazo después de una jugada colectiva perfecta donde también participaron Hernández y Aguirre.  La magia no cesaría y el pequeño gigante por poco cristaliza el gol soñado cuando después de un sombrerito y una chilena directa al arco el balón termina en las manos de Nelson Ramos;  sin embargo el segundo gol nacería de los pies del mismo Vladimir Hernández al minuto 31 cuando da el toque final a otra exquisita jugada colectiva en la que participaron James Sánchez y Jorge Aguirre.
Cuando todo parecía estar encaminado hacia una goleada llegó el punto de quiebre del partido: una justa expulsión de Toloza por una grosera, fuerte, irresponsable e innecesaria falta sobre un rival al minuto 52 dejó  al equipo con diez hombres en el terreno de juego.  A partir de ese momento se jugó un partido completamente diferente.   El Pasto sin ser altamente ofensivo complicó al Junior hasta el punto de empatar el encuentro con goles de Arrechea al minuto 57 y Ceballos al minuto 78.  Este último ratificando que con Junior siempre se cumple la aclamada ley del ex. 
Personalmente pienso que el partido no se supo manejar adentro ni afuera de la cancha.  En el campo los jugadores pasaron de un orden táctico impecable a una descoordinación irreal.  Ambos goles llegaron por pelota quieta evidenciando que a Junior le duele y se le dificulta todo lo que pase por la vía aérea.  Para la muestra el imperdonable gol al primer palo en un tiro de esquina en el primero y la falta de marca y concentración en el segundo, es casi que increíble que con los 10 jugaodres dentro del área aparezca un rival con la tranquilidad, facilidad y soledad que tuvo Ceballos para cabecear.  
Por otro lado, los cambios de Alexis fueron tardíos y además desordenados.  Con un marcador favorable (2-1), un jugador menos y un volante de recuperación amonestado y al borde de la expulsión fue clara la intención de resguardar a este último con su salida, el desorden al que me refiero es por el ingreso en primera instancia de Yony González.  En ese momento el partido no pedía un jugador de sus características, sino otro volante de recuperación, si bien Yony brinda marca, jamás se podrá comparar con Ramírez en esa posición.  El cambio debió ser nominal y no posicional.  Tan solo once minutos después el técnico recompone la figura con el ingreso de Ramírez y la salida de Hernández, pero inmediatamente le anotan el empate.
Junior intentó buscar el gol del triunfo, pero el palo y el arquero lo impidieron.  Así mismo un último cambio extraño en los minutos finales dejo sin cabeceador al equipo cuando llovían centros desde fuera del área. Digo “extraño” porque se hizo al minuto 88 perdiéndose tiempo en la sustitución cuando el necesitado era el local.  Es cierto que Ovelar estuvo perdido en el segundo tiempo -  en el primero era quien dirigía a sus compañeros dentro de la cancha – pero ¿Era el momento adecuado para sustituirlo? ¿No pudo haber sido una vez empató Pasto el compromiso?
Estoy de acuerdo que el arbitraje no fue completamente correcto, pero ¿Es el árbitro quien cabecea en los dos goles? No, Junior no perdió por el arbitraje, Junior perdió por errores concretos en defensa.  
En estos momentos se debe evaluar el desempeño global de cada uno de los jugadores individual y colectivamente, tomar correcciones y aprender las lecciones para no volver a repetir los errores cometidos.  Y más allá de eso, aprender que así como se ganan partidos en el último minuto, también se pueden perder y empatar, un 2-0 no es para dormirse ... bien dice el dicho " Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente"  Un equipo con la producción ofensiva de Junior, la cual quedó demostrada en la primera mitad, no puede desacelerar en un partido por más que el resultado sea favorable.

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