Las dos caras de Junior


Un triunfo con la mínima diferencia fue suficiente para dejar la casa en orden ubicando al equipo rojiblanco en la tercera posición de la tabla con 28 puntos.
Sin embargo el equipo mostró dos facetas completamente opuestas durante el partido.  El primer tiempo fue de jerarquía absoluta rojiblanca, mientras el rival se preocupaba por marcar y anular a la dupla Chateo, una nueva sociedad se encargaba de romper con facilidad las tibias líneas defensivas azucareras: Jarlan – Díaz.
Este par de jugadores tomaron el control del equipo y como decimos popularmente “se lo echaron al hombro” Jarlan mostró la calidad que todos le exigimos y sabemos que tiene, por sus pies pasaron balones que terminaban en habilitaciones o en paredes ofensivas perfectas y fue él quien ejecutó el penal (que no existió) que dio el gol de la victoria a los locales. 
Por su parte Díaz se jugó el partido de su vida, el guajiro tomó la oportunidad que le dio Comesaña al colocarlo en la titular y le sacó el mayor provecho; con la tranquilidad de un jugador experimentado fue el amigo de todos en la cancha, contribuyó en marca y fue clave en la ofensiva de Junior.  Sinceramente el cuerpo técnico no tiene una sola razón para excluirlo de las próximas titulares… además sumemos que Ovelar solito ratificó su lugar en la banca con los minutos que estuvo en cancha.
En el fondo Avila, Perez y Pico se hicieron gigantes recuperando todos los balones que intentaban llegar al pórtico de Sebastian Viera.
Irónicamente Junior se iba al medio tiempo con la ventaja mínima alcanzada por un tiro penal que no existió,  pero mereciendo hasta ese momento una mayor diferencia en el marcador.
Para la segunda mitad la cara del partido fue completamente opuesta, Junior perdió chispa y Cali levanto notablemente su nivel de juego, hasta el punto de estar muy cerca de igualar el marcador en los noventa minutos.   El cansancio físico fue evidente en varios jugadores de la plantilla tiburona y los recambios de Ovelar y Mier no surtieron el efecto deseado, mientras que Escalante a pesar que intentó, con su velocidad, sorprender la zaga defensiva visitante no logró el objetivo.
Lo importante: la victoria, lo preocupante: la variabilidad del equipo en un mismo partido y la falta de efectividad. Junior tuvo varias opciones claras de gol en el primer tiempo que no supo concretar, dejando a Cali con vida y por poco resignando los tres puntos.  Lo feo: el rifirrafe entre Teofilo y Abel, jugadores de experiencia y jerarquía que saben que están a días de compartir camerino con la selección no pueden dar ese espectáculo tan grotesco.
Junior fue un equipo bipolar, mostró dos caras de juego completamente opuestas y mientras pudo no encontró el puntazo final para cerrar un partido que se terminó complicando sin necesidad. 
Se vienen instancias definitivas en los tres torneos, y es ahí donde no se debe perdonar, es ahí donde se debe anotar cada vez que hay oportunidad, es ahí donde se debe tener el temple de equipo grande y los referentes deben actuar a la altura y al nivel que se espera de ellos… evitemos que por tanto perdonar nos cobren a nosotros sin piedad.

Por ahora seguimos soñando, al menos yo lo hago… el equipo y el juego del primer tiempo me permiten hacerlo nacional e internacionalmente.

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